Hectáreas de bloques de roca, caminamos por la arena del que fue río alguna vez y la roca sigue y sigue, tratamos de buscar algún desplome de buena altura, ni tan alto ni tan corto. El sol no da tregua. Empezamos probando algunos problemas tranquilos para calentar, repetimos un par de vías del "Bloqueando" del año pasado, limpiamos algunos nuevos y ya se siente el ambiente escalador. Vemos un buen bloque y soñamos con ir por el desplome, mortal, sólo hay un invertido horizontal que lo atraviesa por la mitad, probamos un par de veces pero esta muy lejos. Hacemos una variante de lo que queríamos pero por la arista. La luz del atardecer da sombras que hacen que todo parezca bueno, de abajo, pero llegando hay que apretar en serio. Así el día se pasa entre bloque y bloque se va el sol y es la temperatura ideal para encadenar, pero dura poco, a 4100mts sobre el nivel del mar la falta de sol se hace sentir muy rápido.
Llegamos temprano tras un viaje de cuatro horas desde
Es uno de los primeros fines de semana que ya se siente el clima invernal boliviano, ni una nube en el cielo, el sol te mata y a la sombra te congelas, pero intercalando adecuadamente entre los dos todo va bien.
La noche es imponente, el cielo a esta altura deja ver increíblemente las estrellas. Hacemos un buen fuego, la piel duele un poco de tanto sol y tanta roca, y el día se va.
Segundo día, el desayuno bien temprano pero con calma, el ambiente se va calentando, ordenar un poco y empezar a caminar para el otro lado del día anterior, en busca de nueva roca o probar proyectos de otros viajes. La piel se siente más sensible, la roca "es nomás abrasiva, pues", pero se disfruta. Litros de agua que desaparecen rápidamente, al medio día hay que parar un poco, demasiado calor, comer un poco y seguir, encontramos una línea que se veía fácil, le damos y le damos pero es todo malo, desploma fuerte, encontramos una posible solución pero la piel y el cuerpo ya no dan más. Antes de volver a
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